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Devolver un poco de lo que recibimos a través de la lactancia materna.

Permítanme contarles: yo inicié esta profesión de lactancia porque una mujer, Líder voluntaria de La Liga de Leche, estuvo dispuesta a apoyarme y darme información diferente, de la indicación que me habían dado de destetar a mi hijo, por una mastitis.

Pasaron algunos años y cuando nació mi tercera hija, encontré otro apoyo invaluable, mi pediatra, el Doctor Rolando Figueroa, cuyas acciones hicieron la gran diferencia para mi hija y para mí.


Mi hija fue prematura y estuvo hospitalizada 9 días, fuimos de los primeros canguros. Salió del hospital con 2.12 de peso y a la semana él la volvió a pesar en su clínica y la niña pesaba 2.12.


Cualquier otro pediatra se habría puesto de cabeza diciéndome que mi leche no servía o que la niña gastaba muchas calorías al succionar.  Sin embargo, no escuché nada de eso. La observó, me hizo preguntas por medio de las cuales pudo saber que la niña sí estaba comiendo y entonces me dijo: seguramente es culpa de la pesa, esta es una pesa diferente que la del hospital, la volveremos a pesar en 8 días. Yo me fui a casa en calma a seguir cangureando y amamantando a mi bebé fre

cuentemente.


En 8 días mi hija había agarrado más fuerza y estaba ganando ya peso. De no haber sido por esa confianza que tanto la Liga de La Leche y él pediatra me transmitieron, yo quizás hubiera desistido de la lactancia materna.


Su apoyo fue vital para mi hija, muy saludable gracias a Dios y a la lactancia que ella sola dejó a los tres años, ya que la confianza que gané me sirvió para llevar la crianza como que ella hubiera nacido a término.  Ahora transmito esta confianza a otras madres, mi forma de devolver lo que en algún momento recibí a través de la lactancia materna. 

Gracias por escuchar una parte de mi historia.


Mariana de Petersen

Líder de Liga de La Leche Guatemala

desde 1983



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