TERCERA PARTE
Estudios antiguos recalcaban la importancia de ofrecer determinado grupo de alimento para empezar, aunque estudios más recientes no presentan evidencia científica sobre la ventaja de un orden de introducción específico. Lo que sabemos es que la mayoría de niños acepta bien los alimentos independientemente del orden de introducción. Los últimos estudios presentan ciertas evidencias importantes en relación al zinc y hierro y también al gluten.
Los últimos estudios realizados por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN, por sus siglas en inglés) enfatizan que de los 6 a los 6.5 meses puede incorporarse la carne magra. Inicialmente puede introducirse el pollo alrededor de los 6 meses de edad y luego la carne de res alrededor de los 8 meses, y se debe ofrecer en pequeñas porciones y con consistencia adecuada para el niño (molida o triturada con las verduras), para cubrir el descenso en los niveles de hierro y zinc que se da alrededor del segundo semestre de vida posnatal.
La ESPGHAN y la Sociedad Norteamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (NASPGHAN, por sus siglas en inglés) recomiendan la introducción del gluten (presente en trigo, avena, cebada y centeno) a partir de los 7 meses de vida, señalando que la inclusión debe ser gradual y que es ideal el acompañamiento paralelo con la leche materna. Al parecer la leche materna protege al lactante de desarrollar enfermedades autoinmunes, tales como diabetes mellitus tipo 1, enfermedad celíaca y alergia al trigo, correlacionadas con la incorporación de cereales. 10,11
Se ha demostrado un aumento en la susceptibilidad o incidencia de las enfermedades ya mencionadas cuando se han introducido estos cereales antes de los 4 meses.10,11
Por lo tanto, teniendo en mente la información disponible y respetando la manera gradual en que se debe hacer el proceso de alimentación, los alimentos que debe contener la dieta de un niño entre los 6 y 12 meses de edad son:
Leche materna a demanda y:
•Vegetales: zanahoria, güicoy, güicoyito, papa, yuca, camote, aguacate, etc.
•Cereales: arroz, avena, maíz, trigo
•Leguminosas: frijoles, lentejas, garbanzos, arvejas, etc.
•Huevos: yema de huevo cocida
•Carnes: pollo, res, pavo, pescado (cocidos)
•Frutas: banano, manzana, papaya, pera, mango, durazno, etc.
Tomado de: Sociedad Centroamericana de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica Alimentación en el Primer Año de Vida. Primer Consenso Centroamericano. 2013
Por ejemplo, se puede empezar con verduras, frutas, carnes, cereales o leguminosas. Se puede ir también alternando alimentos de diferentes grupos. Es importante ofrecer al bebé los alimentos gradualmente en cuanto a variedad y consistencia, conforme el niño vaya creciendo. Al año de vida, el bebé ya puede comer lo mismo que el resto de la familia, es decir una variedad extensa de alimentos, de acuerdo a sus costumbres, tradiciones, gustos y preferencias.
Los factores que pueden influir en la aceptación y palatabilidad incluyen: la textura, el sabor y el olor de los alimentos. Los lactantes prefieren algunos sabores más que otros; sin embargo, ello no significa que no comerán otros sabores, simplemente es un orden preferencial. En ese sentido es importante exponer al lactante a una variedad de sabores para que los conozca y se adapte a los mismos. En ocasiones el niño rechaza reiteradamente un sabor en particular, ante lo cual no debe presionársele ni obligarlo a que lo consuma: en ese momento debe cesar la oferta de ese alimento e intentarlo más adelante.
¿Qué tipo de alimentos evitar?
Debido a su potencial alergénico es recomendable evitar la leche de vaca, la clara de huevo, los cítricos, fresas, soya, mariscos y manías hasta el primer año de vida del bebé.
La Asociación Americana de Pediatría considera que se deben evitar ciertos alimentos como frutos secos, uvas enteras, pasas, poporopos, semillas o cantidades grandes de mantequilla de maní, por el alto riesgo de atoramiento, broncoaspiración o la probabilidad de que se introduzcan por curiosidad en las fosas nasales u oídos cuando no hay supervisión.
Debe evitarse la miel de abeja en menores de un año, porque existe el riesgo de contaminación con esporas de botulismo, a las cuales pueden ser susceptibles.
Los alimentos altos en grasas o fritos así como cantidades elevadas de azúcar y sal también no son saludables ni recomendables. La OMS, la ESPGHAN y la NASPGHAN refuerzan el concepto manejado por la Asociación Americana de Pediatría de evitar la sal y el azúcar en las preparaciones y bebidas de los lactantes durante el primer año de vida.
La Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica sugiere evitar la ingesta de espinacas, col y remolacha antes de los 12 meses, porque pueden ser causa de metahemoglobinemia por su contenido de nitratos. 5,6
Si existe historia familiar de alergia a algún alimento también es conveniente evitarlo durante el primer año de vida del bebé.
Manipulación de alimentos
La higiene en la preparación de alimentos adquiere una importancia especial en esta etapa, debido a que los bebés son vulnerables a infecciones o intoxicaciones alimentarias por microorganismos. Antes de preparar los alimentos, es de vital importancia el lavado de manos y la utilización de utensilios y recipientes limpios. Las prácticas adecuadas de manipulación de alimentos fundamentales para preparar los alimentos para nuestros bebés incluyen utilizar temperaturas adecuadas de almacenamiento y de cocción de los alimentos y lavar y desinfectar las frutas y las verduras.
¡Si tienes más preguntas, te invitamos a que asistas a un grupo de apoyo de Liga de la Leche Guatemala!
En Liga de la Leche reconocemos que la alimentación saludable es parte fundamental del desarrollo integral de tu bebé.
Mónica Tornöe de Illescas, Lourdes Mendoza de Quiroa y Rocío Ramírez de Velásquez, Líderes Liga de La Leche Guatemala.
Bibliografía
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